Te escribo esta carta que el viento cibernético algún día hará llegar a tu corazón.
He pensado muchas veces llamarte, pero no lo haré; he pensado muchas veces ir a tu casa, sólo he estado fuera sin llamar; he pensado olvidarte, no puedo.
Entonces, escribiré estas lineas para contarle al mundo que te sigo amando y que tal vez no te pueda ya olvidar. Sin embargo, esto no es suficiente para mi, y luchando por sacar tu recuerdo de mis días, imposible... imposible. Por eso, aparte de recordarte de vez en vez, escribo hoy esta carta para dejar un testimonio más de lo lindo que es amar en este mundo, lo lindo que es ser amado de verdad, y que esta comunión de almas es maravillosa, independiente de que haya podido tenerte conmigo por un poquito de tiempo y que ya sólo queden recuerdos lejanos en el eter.
Quise alejarte de mi mente y corazón, borrarte, hacer desaparecer todo aquello que a ti me recordaba, materiamente algo de eso hice, pero no fue suficiente: sigues en mi, aunque pueda ser que en ti ya ni la sombra de mi recuerdo quede.
Me enseñaste a amar, a respetar a la persona con que uno está, a ver el mundo con ojos que tenía cerrados. Hoy doy gracias a la vida por haberte conocido y haberte vivido como te viví, con todo lo que soy, con todo lo que tenía en ese entonces, con lo poco que la vida me había dejado materialmente para sobrevivir.
Me tomaste y te tomé, vivimos lo que debíamos vivir, pero yo hubiese querido más, tenerte conmigo hasta el final de esta vida, pero no se pudo; el destino tenía escritas otras historias para ti y para mi. Los libros que no escribimos, alguien los escribirá, serán historias fantásticas de encuentros de almas en el tiempo infinito, más alla de lo que las personas pueden imaginar. Encuentro a través de las vidas en este mundo de tres dimensiones, seres mágicos, lugares especiales, música recibida desde lugares remotos, seres angelicales, vivencias absolutamente inolvidables, extraordinarias, fuera de lo común, totalmente fuera de lo conocido habitualmente.
Quise morir, después de perderte, sigo vivo dando gracias a la vida por haberme permitido conocerte, vivirte y perderte. Todo como parte del destino que debía ser realizado.