viernes, 11 de enero de 2013

Dios

Desde el tiempo en que vivo, desde el espacio infinito en que estoy envuelto, desde mis profundidades más remotas, asoma un sueño por realizar.

Reiterativamente voy hacia ti, hacia aquello que está más alla de lo que los ojos físicos pueden ver, los sonidos de otros mundos llegan en el silencio abismal que puedo llegar a experimentar.

Sé claramente que no sólo yo voy hacia ti, sino todos, de uno u otro modo, más pronto o más tarde, no importa, hacia allá vamos, creamos o no, es igual, ha de suceder lo que tiene que suceder.

Te imaginé en la flor de un día, blanca, hermosa, radiante, que brotó de un trozo de cactus encontrado a la orilla del camino, y que luego de cuidarlo y darle lo que necesitaba me entregó esa maravilla. Nada más quedó, sólo un recuerdo que no se borrará en el tiempo.

Te vi en los ojos radiantes de un niño ante un regalo de navidad, esa felicidad tampoco se borrará. Así, te podría contar mil historias en las cuales te encontré a ti ilusión de mi vida, sueño de mis sueños, esperanza de vida eterna, amor real que está más allá de las ilusiones.

Gracias por darme una razón de vivir.

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