Cuando parecía que todo era paz, surgió un dolor desde las profundidades de los tiempos, lo que creía superado vino a recordarme que aún hay trabajo interno por realizar.
El cielo cubriendo mis sueños dejó caer gotas una tarde de despedida, como mostrando las lágrimas aún no vertidas, y desde el silencio asomó un gemido que aún escucho.
Despertó mi corazón a dolores guardados desde tanto tiempo, aquello que parecía haber desaparecido estaba nuevamente ante mis ojos. Después de leer textos de hace años, parecieron tan cercanos, como si recién fueran escritos, como si aquello que mostraban estuviera ocurriendo ahora.
Entonces, recibí una respuesta a la eterna pregunta ¿y ahora qué? Hay razones para seguir en este mundo de 3 dimensiones, hay temas pendientes a resolver, y la vida me sigue entregando nuevas oportunidades.
Por ello, sólo puedo agradecer por tener la posibilidad de mejorar aquello aún con fallas, aquello que no he querido resolver definitivamente. Ahora ya no hay excusas para hacer lo que corresponde, sólo falta encontrar la manera de enfrentar y no volver a escapar.
Es el amor a la vida lo que mantiene la esperanza de volver a elevar la mirada y encontrar allí la respuesta.
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